LUIS DE ANTUÑANO
Por Luisa Miranda
Transitaba siempre con paso ágil los entornos que también pintaba. Una cámara en un hombro y en el lado contrario, abrazado a su costado, un cuaderno de apuntes. Eran las herramientas que utilizaba para plasmar, en una fotografía o en un boceto, cualquier cosa que llamara su atención durante su trayecto, para después darle figura y color sobre un lienzo, con un baile armonioso de pinceles.
Luis de Antuñano Liévana nació en 1958 en la Ciudad de México, y desde muy pequeño se enamoró de Cuautla, cuando su padre lo tría de visita y le mostraba sitios como La Casa de Morelos, en donde él se pegaba a los muros pretendiendo “absorber” la energía del lugar. Finalmente, a los 21 años, después de haber vivido una vida más intensa, llena de fiestas entre amigos pintores y toreros, buscó y encontró en la Cuautla de aquel entonces, un lugar lleno de paz y paisajes idílicos que pintar.
A poco tiempo de su llegada, De Antuñano se enteraría que en Cuautla había una Escuela de Bellas Artes, de inmediato su curiosidad lo hizo allegarse al sitio y al llegar conoció a Manuel González Manchola quien, como su cicerone, lo comenzaría a introducir a la Historia de Cuautla, a sus campos, sus relatos, sus caminos.
Dar cuenta, partir de aquí, de la carrera del pintor, nos llevaría muchas cuartillas, tratando de sintetizar algunos de sus logros, les compartimos: 20 años en el Taller de pintura en la Casa Cultural de Cuautla, fue fundador del Consejo de Pintores de Cuautla, miembro fundador del Consejo Cultural Cuautla, miembro fundador del grupo Cuautlarte, miembro de Jardín de México durante 10 años, fundo en 2007 el Taller de Artes Plásticas en Anenecuilco, Morelos, fue también maestro de pintura en Yecapixtla y en diversas escuelas de Cuautla durante más de 10 años. Entre sus premios se encuentran: El 1er. Lugar Rosa de Plata en la Feria de la Flor, 1er lugar en el Movimiento Cultural Mexicano, 2° lugar en Salón de la Plástica Morelense, ganó menciones honoríficas en varios encuentros de pintura. Fue colaborador en el área de artes plásticas en publicaciones varias como El Financiero, Correo del Sur, El Sol de Cuautla, La Clave, Revista Antes y Después; pintó los murales Zapata en el Palacio Municipal de Cuautla y Evolución de la Humanidad en el Colegio de Bachilleres 04; Realizó 2 exposiciones individuales en Ciudad de México y más de 90 exposiciones colectivas en Morelos, Coahuila, Edo. De México y Ciudad de México, además de 3 exposiciones colectivas en el extranjero, en Canadá, Japón, Estados Unidos, Sudamérica, Sudáfrica y Europa.
Al pintor le gustaban más sus logros que sus premios: Amaba profundamente la docencia y cuando la descubrió se dedicó en cuerpo y alma a “ser estimulante, pues todo lo más santo y sagrado que haya en el universo, lo tenemos adentro, igual que lo más malo y perverso, lo importante es lo que estimulas” A Luis le gustaba ser llamado Luis y no se consideraba a sí mismo un Maestro, pues decía: “Puedo brindar técnicas y secretos del oficio, pero eso se aprende con la práctica”.
Como pintor, a Luis le cautivó también la figura de Emiliano Zapata, pues decía que, en el mundo, México era reconocido por este personaje.
Cuando en 1968 el alcalde de Cuautla, Antonio Pliego Loyola, diera un apoyo inédito a la cultura en el municipio, se dio la oportunidad de que De Antuñano pintará un mural de 120 metros cuadrados en el segundo piso del Palacio Municipal con la temática de la vida de Emiliano Zapata, mismo que el pintor comenzó en el último año de gobierno de Pliego y que no alcanzó a concluir antes del término de su gestión.
Como los siguientes alcaldes tenían otras prioridades, el mural inacabado fue quedando en el olvido, a grado tal de que alguna vez, el propio Luis de Antuñano pudo ver como un grupo de empleados municipales lo “limpiaba” con aceite quemado de automóvil… El boceto se quedaría ahí casi 50 años, hasta el Sismo del 19 de septiembre de 2017.
Luis decía siempre que pintaba porque le asombraba la belleza circundante, la que está fuera y dentro de uno… Se declaraba asombrado y entonces se volcaba en el lienzo, se pintaba y pintaba lo demás, lo otro… Lo mismo.
Artista plástico, pintor de hermosos bodegones, paisajes y retratos. Su exposición de cuadros históricos se exhibe de manera permanente en el Museo Casa de Emiliano Zapata en Anenecuilco.
Fue a través de su pintura que se volvió relator de esa belleza de la que hablaba, cronista del entorno y de las interioridades… Pero fue a través de sus talleres que compartió su arte, pues lo transmitió siempre con entusiasmo y pasión, logrando la verdadera trascendencia.
Luis de Antuñano Liévana falleció el 31 de marzo de 2021, a los 82 años.